Poco a poco hay cada vez más políticos jóvenes pero no ha existido un cambio contundente como en el PSOE. ¿Cree que políticos más jóvenes como usted deben tener más protagonismo?

Rotundamente sí. Pero también creo que nuestro país, nuestros gobiernos regionales y locales necesitan combinar la savia nueva con la experiencia, un cóctel entre el querer hacer y el saber hacer. 

Los jóvenes llegan cargados de ímpetu, nuevas ideas, nuevas formas de hacer las cosas. Hoy reclaman, más que nunca información, quieren respuestas y quieren respuestas claras. Demandan transparencia. Reclaman una nueva forma de hacer política. 

Los partidos políticos tenemos que contagiarnos de esa ilusión, de esas ganas, de ese empuje, de estas nuevas generaciones que, sin lugar a dudas, son de las más cualificadas que hemos tenido en España.

En el Partido Popular de Fuerteventura, organización que presido, damos su papel destacado a los jóvenes. La presidenta de NNGG apenas tiene 25 años, nuestra diputada nacional no sobrepasa los 34 mientras y muchos de nuestros cargos orgánicos superan las treintena. Pero, ¿la regeneración política llega sólo con el cambio de caras y de edad? Sinceramente creo que no. Eso no es regeneración, tiene que ser algo que vaya más allá de la sustitución de una generación por otra.

La regeneración política debe pasar por nuevas formas de hacer política, por nuevas formas de gobernar, estrechamente vinculadas y en contacto directo con las necesidades de las personas. Transparencia, gestión, eficacia, eficiencia y diálogo no se consiguen sólo con un cambio de caras o generacional.

Personalmente creo que la regeneración política tiene que ser entendida como una combinación exquisita entre el empuje, las nuevas formas de hacer política, la ilusión de la gente joven que quiere y desea implicarse en política, con la experiencia, la sabiduría, el hacer hacer de esos "mayores jóvenes" que también entienden y comparten ese nuevo lenguaje.

En este sentido, me entristece ver como nuestra sociedad desperdicia la capacidad de muchas personas mayores que, sin lugar a dudas, podrían seguir aportando sus conocimientos y su experiencia en muchos de los aspectos y actividades de vital importancia para nuestra sociedad, incluida la política. 

La crisis económica parece querer llevarse por delante toda una generación de expertos, con mucho talento, capacidades y ganas por transformar nuestra sociedad, un lujo que nuestras sociedades no se pueden permitir. Y aún peor, nuestros mayores son cada vez más jóvenes, son despedidos de sus empresas y "jubilados" en partidos o en organizaciones con la edad como único factor determinante para tomar la decisión de prescindir de sus servicios.

En mi opinión, más que un debate centrado en el factor edad o generacional, el verdadero reto de la regeneración pasa por generar confianza. Los partidos políticos necesitamos ser creíbles para que, cada vez más, tanto personas mayores como jóvenes, cualificados, capacitadas, ilusionadas y comprometidas, puedan aportar a la sociedad su pequeño o gran granito de arena para mejorar y cambiar este mundo en el que nos ha tocado vivir. tenemos que ser capaces de conformar equipos multidisciplinario, convidando edad, formación y experiencia que sean capaces de gestionar con eficacia y eficiencia los recursos que son de todos y que conforman nuestro principal patrimonio como sociedad.

Si somos capaces de generar confianza, seremos capaces de atraer a personas cualificadas hacia la política, con independencia de la edad o de su procedencia social. Nuestra sociedad lo necesita, demanda personas que sepan gestionar los recursos públicos y personas que sean capaces acercarse a las personas y hacer que  sus demandas y expectativas eran satisfechas. Ese es nuestro reto, el de quienes gestionamos lo publico y del conjunto de nuestra sociedad.

Humildemente creo que, si lo único que necesitamos los españoles para generar confianza en nuestras formaciones políticas es solo es un cambio de cara basado en el componente edad,  entonces es que no hemos aprendido nada en estos años de crisis económica, de crisis política, moral y ética. Los políticos y la sociedad hemos de contar con los mejores, da igual la edad, han de ser los mejores y, aunque sea fácil decirlo, este es nuestro verdadero reto. Solo así podemos transformar nuestras sociedades para hacerlas un poquito mejor.