El llamado Caso Mercasevilla es un odioso asunto de corrupción protagonizado, al parecer, por algunas personas vinculadas a una empresa municipal. Es un caso muy enmadejado de cohecho (se le pidió una cantidad de dinero a un empresario a cambio de decisiones administrativas favorables, siempre según los datos publicados) que todavía está bajo proceso judicial. Hay que recordar, además, que el Tribunal Supremo falló hace poco a favor de uno de los imputados, afirmando que se había vulnerado su derecho a la presunción de inocencia. En este sentido, reconozco que no entiendo muy bien qué tipo de solución puede dar el PSOE a este caso judicial.
 
El tema es tan complejo que se le ha bautizado como "Caso Madeja", y está todavía siendo investigado. Por lo tanto habrá que esperar al fallo judicial definitivo (insisto, el Supremo acaba de anular la condena de uno de los imputados). Dicho esto, quiero dejar claro que hay que luchar contra la corrupción con todos los recursos disponibles, que los partidos políticos se equivocan amparando a quienes cometen hechos lesivos, que la presunción de inocencia debería también respetarse hasta el final de los procedimientos judiciales, y que este país debería abordar de una vez por todas un posicionamiento firme y contundente de todas las instituciones y de toda la sociedad en contra de la corrupción. Lo escribí hace poco en un artículo de prensa: parece que en España los Lazarillos, los pícaros, han ganado por goleada a los Quijotes, a los idealistas. Una mala noticia para todos los que trabajamos desde la más honesta y limpia de las convicciones.