Mantener el compañerismo y la fraternidad
Apreciado Sr. Calçot,
Se produjo, claro está, un muy notorio desencuentro entre el PSC y el PSOE a cuenta de la decisión tomada por el último, después de fuertes convulsiones internas, respecto al voto que debía emitir el grupo parlamentario socialista en el Congreso frente a una candidatura del Sr. Rajoy a la investidura como Presidente del Gobierno. El Consell Nacional del PSC pidió a sus representantes en el Congreso que mantuvieran su voto negativo a tal candidatura, como finalmente hicieron junto con algunos otros diputados socialistas, mientras la mayoría del grupo parlamentario socialista se abstuvo. Esa decisión llevó a varios dirigentes socialistas a plantear públicamente la necesidad de revisar las relaciones entre ambos partidos, fijadas de manera sucinta pero efectiva en los acuerdos que llevaron a la unificación de la Federación Socialista Catalana del PSOE, del PSC-Reagrupament y del PSC-Congrés en el año 1978.
No hay nada que impida revisar las relaciones formales entre ambos partidos, si bien en lo fundamental parece lo más sensato no hacerlo de forma reactiva a un importante desencuentro político, que en el fondo ha sido expresión de un contraste de opciones estratégicas y de concepción del papel del socialismo en los nuevos escenarios políticos que va más allá del ámbito de las relaciones entre el PSC y el PSOE y se extiende al interior mismo del socialismo español en su conjunto, como creo que acreditan los debates que ahora mismo se están produciendo.
Sin embargo, no creo que los aspectos formales en cuanto a la forma de relación entre el PSOE y el PSC, o el PSC y el PSOE, sean un problema en ningún sentido. Hemos oído y leído opiniones según las cuales sería injusto que el PSC participe en la toma de decisiones a nivel federal, cuando el PSOE en su conjunto no las toma en el ámbito de Cataluña, y a menudo se pone como ejemplo la participación de la militancia del PSC en la elección del Secretario General del PSOE, mientras los del PSOE no pueden elegir al Primer Secretario del PSC. Se olvida aquí la lógica inherente al principio de subsidiariedad, y por cuanto a la elección de dirigentes se refiere, tampoco el conjunto de la militancia socialista en España participa en la elección del secretario general del socialismo castellano-manchego o del cántabro, por ejemplo.
En definitiva, el conjunto del socialismo español está inmerso en un debate que debe encaucarse a través del proceso de elección de una nueva persona al frente de la Secretaría General, con participación de toda la militancia socialista en España, y de la de las organizaciones del PSOE en el exterior, y a través del debate de las ponencias y propuestas que se hayan de aprobar en el siguiente Congreso Federal del PSOE. En ese proceso debe recomponerse lo quebrado el pasado mes de octubre, que no atañe sólo a las relaciones entre PSC y PSOE. La voluntad de la militancia del PSC, como la de la militancia del PSOE, es la de seguir unidos por los vínculos de fraternidad y compañerismo que siempre hemos mantenido, aún en la discrepancia, y estamos seguros de tal voluntad hallará la mejor forma de hacerse realidad.
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