Coincido plenamente, aunque ya no queden testigos de aquella época porque han ido desapareciendo por ley de vida sin el menor reconocimiento. Una persona enferma de Alzheimer, sigue siendo persona, pero no sabe quién es, ni quién le rodea, y lo olvida todo. Y a veces somos un pueblo con alzheimer. Nos pasamos hablando a todas horas de identidad y somos incapaces de sistematizar una gran iniciativa que iría desde un muy activo Museo Nacional Vasco, un museo de la Resistencia, educación en aulas, cómics con hechos históricos en clave divulgativa, películas, historia novelada y un generoso presupuesto para que lo que tenemos no termine de perderse.
Pero la clave está en las prioridades del Gobierno y a él hay que dirigirle la demanda que es justa y necesaria. Y, finalmente, erigir un monumento al gudari desconocido como dios manda, un acto anual de todos, y una divulgación sistemática anual de lo que fue la tragedia de los bombardeos y la evacuación de niños.

Pero además de la guerra, casi fue peor la dictadura por larga y asesina.