¿Para qué un Instituto de la Memoria?
Estamos muy satisfechos después de que la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco se haya aprobado la Proposición de Ley para la creación del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, porque este proyecto supone un paso más para la consecución de la paz y la convivencia en Euskadi.
El Instituto de la Memoria y la Convivencia pretende aplicar una memoria inclusiva, sin equiparar violencias y víctimas, y equiparando el derecho que poseen todas las víctimas, sea cual sea su sufrimiento. Abarcará las cuatro experiencias traumáticas marcadas por la violencia (Guerra Civil, la dictadura franquista, el terrorismo de ETA y los contraterrorismos ilícitos) y establecerá un diálogo entre los diferentes relatos que han existido en este País.
En este sentido, tanto EAJ-PNV como el PSE, impulsores de la iniciativa, hemos realizado un esfuerzo por alcanzar un consenso amplio en torno al Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos. Esa voluntad de aunar fuerzas se ha demostrado con la incorporación al texto original de más de 20 enmiendas presentadas por el resto de formaciones, lo que ha supuesto la modificación de once de los 18 artículos de los que se compone la Proposición de Ley. Se han aceptado todas aquellas aportaciones que no variaban el sentido original del proyecto para, a renglón seguido, exponer la paradoja con la que se han encontrado los impulsores del proyecto. Mientras EH Bildu ha orientado sus enmiendas a difuminar la parte de memoria que afecta a ETA, el PP ha buscado un Instituto que solo se basa en la memoria de las víctimas del terrorismo.
Lejos de posicionamientos extremos, el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos centrará su misión en la memoria desde dos grandes valores: el compromiso por integrar en la política de memoria todos los acontecimientos traumáticos que supusieron la vulneración sostenida de derechos humanos, y la innovación por no concebir la política pública de la memoria como la imposición de un relato, sino como la promoción del diálogo y la participación entre memorias democráticas.
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