El comercio internacional es una oportunidad y un riesgo. Por eso necesita normas.
Por una parte el TTIP eliminaría a un número elevado de sectores económicos todo tipo de barreras comerciales no arancelarias, permitiendo la exportación de productos que tienen sobrecostes en el mercado norteamericano ganando en competitividad.
No obstante, la apertura de nuevas oportunidades también genera una mayor competencia para la cual hay que prepararse. La competencia, siempre que fuera en igualdad de condiciones, debería fortalecer las posibilidades de nuestro sector exportador pero puede repercutir negativamente en los sectores muy orientados al mercado interior. El comercio internacional aunque tenga un balance positivo siempre genera perdedores y ganadores y es obligación de las administraciones públicas protejer los sectores vulnerables a la hora de abrir mercados. Para ello son necasarios planes de reconversión e inversiones públicas.
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