El desempleo es el problema más grave que tiene España, y por supuesto Andalucía. Cuando el PP llegó al gobierno en 2011, el paro estaba en caída libre ante el desastre de gestión del gobierno socialista de Zapatero, incapaz de afrontar la crisis económica. Tras la llegada de Mariano Rajoy y la aprobación de la reforma laboral, se consiguió frenar esa tendencia destructiva en los dos primeros años, y crear un millón de puestos de trabajo en los dos años siguientes. Esa es la senda de la recuperación económica y del mercado laboral: mantener las políticas que nos han llevado a crecer y a salir del túnel en el que nos había metido el PSOE. Ha sido muy importante la aprobación de medidas como la tarifa plana de 50 euros en cotizaciones para las contrataciones indefinidas, a la que siguió la exención de cotizaciones de los primeros 500 euros. El reto para los próximos años es crear dos millones de empleos en la próxima legislatura, y llegar así a los 20 millones de ocupados en el año 2020.

En Andalucía, desgraciadamente, Susana Díaz y el PSOE persisten en sus políticas fracasadas, y por ello el paro crece a menor ritmo que en el resto de España pese a ser la Comunidad que más parados tiene, nada menos que un millón. Además, la corrupción ha llevado a que las ayudas para la formación estén paralizadas desde el año 2011, y la pésima gestión socialista de la Junta de Andalucía ha propiciado que la Comunidad haya devuelto al Estado más de 600 millones destinados a políticas de empleo, que Susana Díaz no ha sido capaz de gestionar. Increíble, pero cierto.