CETA: el peligro inminente.
El CETA es la punta de lanza del TTIP. Debido a la gran integración económica entre EEUU y Canadá, el CETA supone una puerta trasera de entrada para las compañías estadounidenses en suelo europeo, con especial atención a los mecanismos de demandas de empresas contra los Estados (ICS). Además de eso, Canadá carece de legislación en numerosos campos fundamentales, como los transgénicos o los medicamentos.
El CETA es, en todos los sentidos, un tratado mixto, pues modifica significativamente la legislación interna de los Estados Miembros de la UE. La Comisión Europea se niega a declararlo mixto, ya que eso supondría que cada uno de los Parlamentos de los 28. Estados debe aprobarlo, y eso suponen 28 zancadillas al tratado. Hay Estados en los que incluso es obligatoria la realización de un referéndum vinculante, como Irlanda, y en otros la ciudadanía puede pedirlo, como en Holanda, lo que pone aún más trabas para su aprobación. Desde luego que sería totalmente antidemocrático que los Estados Miembros no pudieran dar, desde sus respectivos Parlamentos, la decisión sobre su aprobación.
Por ello necesitamos que en el Consejo Europeo (el foro de los Estados Miembros), existan voces que exijan que el CETA sea declarado como un tratado mixto. Desde UNIDAS PODEMOS vamos a luchar para que este tipo de tratados, tan negativos para todos los sectores y para nuestras vidas, tengan que ser sometidos a debate en cada uno de los Parlamentos, donde se vean representadas las voces de la ciudadanía. Este proceso permitiría también la apertura de un debate público sobre estos temas que tanto nos afectan, en contraste con lo que pretende la Comisión Europea y los grandes partidos, que continuamente intentan bloquear el debate abierto y el conocimiento por parte de la gente de lo que se trama en algunos despachos de Bruselas.
Es importantísimo, de aquí a final de año, crear un clima social y de movilizaciones contra el CETA, ya que ya está redactado y en proceso de ratificación (en octubre por el Consejo Europeo, en enero por el Parlamento Europeo). Debemos parar el CETA si queremos preservar nuestras Democracias y nuestros derechos.
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