El terrorismo yihadista es un problema de alcance global y extremadamente complejo. Por eso, debe ser la Comunidad Internacional con medidas a corto, medio y largo plazo la que, a través de una estrategia común, intente acabar con los extremismos violentos. Todos y cada uno de los atentados perpetrados por grupos terroristas son condenables, ocurran en París, Ankara o Bagdad e independientemente de quién los haya reivindicado. La violencia y el terrorismo han de ser perseguidos por todos los medios a nuestro alcance, de manera consensuada y coordinada, pero también hay que intentar atajar las causas, ir a la raíz de los problemas.

Toda nuestra solidaridad para con el pueblo francés, pero cabe recordar que esta es la situación a la que se enfrentan a diario Siria, Irak y multitud de países en el mundo. De ahí, la actual crisis de los refugiados, que no son sino población civil que huye de la barbarie en sus países de origen.

Ante la grave amenaza que suponen los yihadistas,  es urgente que los países miembros de la UE busquemos una posición común y mecanismos de actuación dentro de la legalidad internacional y bajo el paraguas de la ONU y de la OTAN.

Hay que avanzar hacia el desarrollo de una Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), hacia la creación de un ejército europeo, hacia mecanismos de intercambio fluido de la información policial y de los servicios de inteligencia.

La cuestión de Oriente Medio está enquistada y precisa de un nuevo impulso. Para ello resulta especialmente importante que España tenga una posición proactiva y consensuada con el resto de fuerzas políticas y con nuestros socios europeos, además de buscar nuevas vías de prevención y resolución de conflictos.

Ciudadanos ha ofrecido su adhesión al pacto antiyihadista porque, para articular una política de estado, hay que tener una estrategia común que nos permita luchar contra esta lacra. 

Nuestros cuerpos de seguridad  tienen amplia experiencia en la prevención del terrorismo. Están demostrando actuar con enorme diligencia y eficacia, como pone de manifiesto la desactivación de células en nuestro país. Reforzarlos y apoyarlos en su trabajo y potenciar si cabe aún más la colaboración internacional con otras fuerzas y cuerpos de seguridad de otros países es imprescindible.  Así como intentar erosionar las fuentes de financiación del yihadismo, de nuevo, mediante la cooperación y el intercambio de información a nivel internacional.

Para finalizar, a largo plazo no podemos olvidar que  la educación, la prevención de la radicalización entre nuestros jóvenes y la mejora del modelo de convivencia multicultural son elementos clave para poder superar esta situación.