En este tema hemos hablado de manera clara y concisa. Hay que derogar la última reforma laboral, pero también hay que pensar en una regulación laboral para el siglo XXI, basado en la motivación de los trabajadores. Un nuevo modelo de relaciones laborales que permita: 1) reequilibrar la capacidad de negociación de empresarios y trabajadores; 2) reducir la temporalidad, mejorar las condiciones de trabajo e impulsar el empleo digno; 3) impulsar la participación de los trabajadores en la gestión de la empresa; 4) eliminar las discriminaciones de género, discapacidad y otras. Todo lo contrario a lo que han hecho las sucesivas reformas laborales, que han confundido flexibilidad con precariedad, salarios bajo y falta de derechos.