Primero debemos enmarcar nuestra respuesta con unos datos generales que proceden del informe "EL IMPACTO
 EN LA ECONOMÍA ESPAÑOLA DE LA FIRMA DEL ACUERDO TRANSATLÁNTICO DE COMERCIO E INVERSIÓN (TTIP) CON EE.UU" del Instituto de Estudios Económicos, avalada por la CEOE y la Cámara de Comercio de España publicado en diciembre de 2015, creo que de este modo los defensores del Tratado no podrán acusarnos de que nuestros datos no les gusten, ya que vamos a utilizar los suyos... de dicho informe se desprende que con la firma del TTIP, en un sector como el agroalimentario,  las importaciones de la UE disminuyen 270M€, las importaciones de otros países disminuyen 240M€, el 60% de las importaciones cambiarían de proveedor. Las exportaciones a EEUU aumentan únicamente en 196M€ y las exportaciones a Europa disminuyen practicamente en un importe igual al anterior... Este informe reconoce explícitamente el perjuicio para "algunos" sectores, eso sí, sin especificar a cuales se refiere.

El TTIP es un acuerdo pensado para las grandes corporaciones, que ya de por sí cuentan con una fuerte base exportadora, y que necesitan ampliar mercados. Sin embargo más del 95% de las empresas que vertebran la economía europea son pequeñas y medianas, y tienen una dimensión media que oscila entre menos de cinco empleados, en España, y doce, en Alemania.
En la mayoría de los casos, su ámbito de actuación es regional y, cuando consiguen exportar, lo hacen mayoritariamente a países europeos, aprovechando la ventaja de un mercado único de 28 países, 19 de los cuales comparten la misma moneda. El acceso a los casi 400 millones de consumidores del mercado europeo supone una oportunidad pero también un gran reto, que, en la mayor parte de los casos las pymes españolas no pueden afrontar, y no por los costes de las regulaciones como nos quieren hacer creer desde Bruselas, sino simplemente porque carecen de capacidad exportadora. Precisamente en el informe de la CEOE antes citado se habla de sustitución de clientes, porque disminuirían los clientes europeos para focalizar hacía la exportación trasantlántica. Y de este modo las pymes españolas no podrían sobrevivir al tener que competir con empresas del otro lado del Atlántico que producen con estándares más bajos que los nuestros, produciéndose el cierre de infinidad de las mismas ante la inundación de productos con más bajo coste de producción. Al ser más vulnerables que las grandes corporaciones, los Estados aprobaron regulaciones para proteger su actividad y el empleo que generan. Y, ahora, son precisamente esas regulaciones las que el TTIP quiere armonizar con EE.UU. Al liberalizar también las compras públicas, un sector donde las pymes son tradicionalmente suministradoras en nuestro país, también se eliminaría otra de sus vías de supervivencia.