Kaixo Xabier,

Lo que creo es que cualquier cambio electoral que se dé tendrá que tener en cuenta que las sociedades vascas y catalanas son diferentes y que se expresan de manera diferente en termminos políticos, como lo demuestran una y otra vez sus mayorías parlamentarias; si esto no se tuviera en cuenta auguro problemas políticos de gran calibre. No creo que tapar un problema contribuya a solucionarlo. Sería la táctica del avestruz.En cualquier caso, más allá de una u otra ley electoral, el futuro debería basarse en la bilateralidad de relaciones entre los gobiernos, y en la existencia de un árbitro neutral para resolver las diferencias.