No es ético, pero tampoco es saludable para nuestra sociedad y para nuestra economía.

Si los salarios estuviesen  relacionados con la productividad y el rendimiento, no hay tanta desproporción entre la productividad de los trabajadores para  justificar la enormes diferencias salariales que existen en nuestra sociedad.

Creo que habría que limitar el salario máximo, al igual que existe un salario mínimo. Sería saludable para nuestra sociedad y para nuestra economía. Ayudaría a poner freno a la codicia, la avaricia y la usura que practican los más poderosos, económicamente hablando.

Un pacto de rentas sería también un gran acuerdo social y político que pudiera servir de base para garantizar que las diferencias salariales respondan a razones más objetivas de productividad y rendimiento, garantizando un salario digno para todos y erradicando la pobreza también de quienes trabajan y producen. Ello unido a un buen sistema de protección para quienes no encuentran trabajo.