El malestar generado por el líder político "mediático" Albert Rivera, el mismo que quiso enseñarnos a pescar a los andaluces, no es una anécdota aislada. Es el comportamiento más repetido de aquellos que sin conocer nuestra tierra se atreven a postularse como los únicos que "nos pueden salvar". El señor Rivera con las cañas no se ha hecho ninguna foto, suponemos porque se percató de que había pinchado en hueso. Lo andalucistas entendemos  que nos quitan las cañas los que se sientan en las instituciones en Sevilla, Madrid o Bruselas y se olvidan de defender Andalucía. Es intolerable que pongan por delante los intereses partidistas a los de su propia tierra. Y así ha ocurrido de forma constante, a pesar, de que hemos tenido un instrumento muy útil: nuestra autonomía. Eso sí, lamentablemente en manos de muy malos gestores.