¿no le avergüenza pertenecer al grupo en el que se apoyó la derecha para gobernar?
Ez dago galderaren erantzun gehiago
Fabricio de Potestad

El error nunca es motivo de vergúenza


Supongo que su pregunta se refiere al apoyo que el PSN-PSOE ha dado, en determinadas coyunturas política, a UPN para garantizar la gobernabilidad en Navarra.  Si es así, la respuesta no es simple. En primer lugar, es necesario situarse en la realidad social de Navarra. En 1936 Navarra era políticamente muy conservadora, mayoritariamente católica y con una tasa de analfabetismo del 37%. Y curiosamente, en parte al menos, la Comunidad Foral mantiene alguna de estas características, siendo su realidad sociológica muy compleja. La conformación social no se limita a las clásica derecha e izquierda, sino que además la izquierda se halla fragmentada en vario partidos: (PSN-PSOE, IE y P, lo cual se repite también en la derecha: UPN y PP. A lo que hay que añadir otra división: un nacionalismo de corte liberal y otro socialista. Es fácil comprender pues que la conformación de gobiernos y su gobernabilidad no resultan fáciles. En este sentido, ha habido legislaturas en las que si no se hubiese dado ese apoyo, aprobando los presupuestos por ejemplo, si bien siempre introduciendo numerosas enmiendas de corte socialdemócrata, la gobernabilidad no hubiera sido posible. Conviene recordar también que en las elecciones al Parlamento de Navarra de 1991, UPN obtuvo 20 escaños, el PSN-PSOE 19, IUN 2, EA 3 y Herri Batasuna 6. El PSN-PSOE trató de formar gobierno con IUN, para lo que le hubiera bastado la abstención de Herri Batasuna, pero ésta no se produjo, entregando el gobierno a la derecha.  Tampoco fue posible en todas y cada una de las legislaturas formar gobierno alternativo, pues la aritmética lo hacía imposible. En algunas legislaturas incluso la política de pactos precisaba acordar con un determinado partido nacionalista, (quede claro que no tengo nada contra el nacionalismo aunque no lo comparta) partido que de una manera u otra tenía ciertas connivencias con ETA. Y eso obviamente cerraba toda posibilidad ética de llegar a un acuerdo, al menos para el partido socialista, formación política que sufrió en sus propias carnes la violencia terrorista. Hubiera sido una deslealtad imperdonable con las víctimas llegar a acuerdos con esa formación abertzale. Esto explica, en parte al menos, si bien no justifica, en mi modesta opinión, toda la trayectoria del partido socialista en Navarra. ¿Se han cometido errores?, pues, en mi modesta opinión, sí los ha habido. Pero cometer errores no presupone sentir vergüenza, sino hacer autocrítica, admitirlos y evitar que se vuelvan a cometer. Mi opinión personal, independientemente de que se comparta o no, tanto dentro del partido como fuera, es pública y claramente de izquierdas, más precisamente, socialista. Y ahí están mis más de 600 artículos publicados en distintos de medios periodísticos que lo avalan.

Quizá, conviene también añadir que tras el derrumbe de la modernidad y de la fundamentación racional de los grandes relatos políticos, se ha impuesto lo que filosóficamente se llama posmodernidad, en la que impera el relativismo y una fundamentación débil y equívoca de las ideologías. Ello conlleva cambios importantes en la forma de entender la democracia en Occidente, hasta tal punto de que en determinadas coyunturas políticas no hay otra solución que llegar a pactos transversales, obviamente cediendo unos y otros, con objeto de alcanzar acuerdos de mínimos que permitan gobernar en favor de la ciudadanía. Hoy día discernir cuál es el mejor argumento, esto es, quién tiene la razón, como pretende Habermas, es muy complicado, pues en su valoración pesa mucho la subjetividad. Por tanto, no cabe otra posibilidad que dialogar y tratar de entenderse, cuando la coyuntura histórica lo exige. Obviamente, en situaciones ordinarias, la izquierda se debe a sus programas socialdemócratas y debe priorizar pactos con fuerzas afines. En fin, no trato de convencerle, seguramente nunca lo lograría, tan solo de responderle respetuosamente y con espíritu dialogante, pues de algo sí estoy convencido y es que en Navarra y en Euskadi algo se mueve, es decir, se va normalizando la situación política y eso en un futuro abrirá nuevas puertas al dialogo y al entendimiento. En ello estoy, se lo puedo asegurar.

Ha sido un placer responder a su pregunta, pues el futuro depende de estos sinceros y respetuosos diálogos.   

Un cordial saludo.


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Fabricio de Potestad
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2016.08.06

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