Es evidente que a día de hoy en el estado español, la existencia de conciertos económicos deja al descubierto que existen realidades territoriales desiguales en cuanto al modelo en que gestionan sus recursos.

A mi modo de entender, la diferencia entre desigual modelo de gestión y privilegio radica en que disponer de la gestión política, económica y social del concierto económico no conlleva obligatoriamente una situación ventajosa para el territorio que dispone de él. Un territorio que disponga de mayor autogestión de sus recursos no tiene por qué utilizarlos de mejor manera que quien opta por un modelo de gestión más centralizado.

Dicho esto, creo que la solución al desigual reparto de recursos económicos pasa por otorgar a todas las distintas comunidades autónomas mayor capacidad de decisión en todos los ámbitos. El establecimiento de un estado federal que concediera soberanía en la toma de decisiones fundamentales para la ciudadanía de los distintos territorios implicaría que cada cual tenga la capacidad de decidir bajo qué modelo gestiona los recursos.

Cuando se habla de derecho a decidir, nos solemos remitir al ámbito del establecimiento de una soberanía política diferenciada de la ya establecida en términos de independencia sí o no, pero una aplicación mucho más extensa de este derecho nos permitiría tomar las decisiones que nos afectan en todos los ámbitos, cómo nos organizamos políticamente, económicamente, socialmente y haría que lejos de ser los parlamentos quienes tomen las decisiones por nosotr@s, exista una democracia directa en la que la ciudadanía sea dueña de sus decisiones, y la capacidad de decidir qué rumbo quieres tomar, a mi modo de entender, es lo que iguala realmente a la ciudadanía.