No haber tenido en cuenta que no son dioses
Resulta que cuando tienes una idea, puede que sea buena. Incluso puede que creas que es buenísima. El problema está en que si el llevarla a cabo afecta a mucha gente, lo responsable, incluso aunque tengas mayoría absoluta para ponerla en macha sin más, es consultar. A cuanta más gente mejor. Es obvio que no se puede consultar a todo el mundo, pero sí al menos a las asociaciones relacionadas.
Si además de obviar todo esto, resulta que la premisa previa para cambiar el sistema de transporte no es (en este orden), dar el mejor servicio posible al menor coste, y pasa a ser el coste (en este caso se buscaba recortar directamente de 11 millones de euros anuales que costaba este servicio a 9 millones), el motivo primero y último para tomar decisiones, tenemos el fracaso servido. Hablo de fracaso para la persona de a pie que se ha visto forzado en muchos casos a dejar de utilizar el autobús. Pero es que el fracaso se ha multiplicado puesto que al final, no cuesta menos (ha terminado costando 14 millones el pasado año, cinco más de lo previsto, y 3 más que con el antiguo sistema), contamina más, y no beneficia casi a nadie... Un despropósito en toda regla, que al final pagamos todas y todos en muchos sentidos (económico, medio ambiental y de calidad de vida).
Partekatu
Batu zaitez Osoigora