Hola José Luis!!

Con el trasvase del Ebro el PP hizo mucha demagogia y generó expectativas de incremento ilimitado de la oferta de agua en el litoral mediterráneo, pero ese planteamiento no tuvo en cuenta la viabilidad económica, social y ambiental del trasvase, que favorecería más a los especuladores del suelo que a los agricultores.

Por supuestos que la escasez de agua en determinadas zonas de España es un hecho probado. Por su posición meridional y mediterránea, se puede considerar la Península Ibérica como la zona más árida de Europa. La precipitación anual de España es el 85 por ciento de la media europea. Por el número de horas de insolación, el país posee la tasa de evapo-transpiración más elevada del continente y por el contrario, las precipitaciones son de las más bajas.

A todos esos problemas hay que unirles la escasez de recursos hídricos y a la vez, su mal repartimiento sobre el territorio. La escasa precipitación existente se distribuye de una forma irregular. Donde hay más población, hay a veces menos oferta de agua. Para abastecer de agua el este y sur se propuso el transvase de agua procedente del río Ebro, pero una actuación de ésta envergadura genera impactos ambientales muy importantes. El más destacado es la regresión que sufriría el Delta del Ebro. Ya desde el último siglo, esos sedimentos han ido disminuyendo drásticamente debido a la construcción de presas y pantanos. De esta manera el espacio deltaico ha entrado en regresión. Este hecho se vería empeorado si se hiciera el transvase puesto que se reduciría el caudal y, en consecuencia, la irrupción de agua marina dentro del delta. Se calcula que en 25-30 años, una cuarta parte del delta quedará cubierto por el agua del mar Mediterráneo.

José Luis, no se sabe en que momento va a subir el caudal de agua, ni cual va a ser con antelación el nivel de precipitaciones, lo que el Gobierno tiene que hacer es una limpieza integral del cauce del río, que evitaría en gran medida los desbordamientos.  

Un abrazo, Susana.