Corresponde exclusivamente a la ciudadanía catalana tomar una decisión como la que me plantea, y para ello resulta fundamental conocer previamente su opinión. En este caso hemos visto que el Estado español no ha permitido -a diferencia con la gestión británica del caso de Escocia- llevar a cabo un referéndum en este sentido, en tiempo y forma.
Si la sociedad catalana quiere independizarse, no veo que un sistema democrático pueda impedirlo y en cualquier caso una política de imposición difícilmente terminaría con el anhelo político de una sociedad.